miércoles, 10 de febrero de 2010

SER

El Larguero (2ª Parte/ 07-02-10)

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domingo, 3 de enero de 2010

Crónicas blaugranas

F.C Barcelona 1-1 Villarreal C.F

Le duró poco tiempo al Barça impoluto el frac de las 6 Copas en la tarde-noche de este sábado. Pronto se dieron cuenta que al Villarreal, con el que nada tenía que ver la fiesta más allá del caballeroso pasillo, les iba a obligar a embarrarse hasta las cejas como si el impecable frac fuera el mono de trabajo de un albañil.

Contrastaba el brillo de las recien ganadas Copas con la seriedad del rostro de Guardiola. Parecía como si telepaticamente quisiera mentalizar a sus jugadores que el fulgor de tales trofeos eran cosa del pasado y que sus mentes tenían que estar plenamente centrados en el Villarreal. Se leía en los ojos de Pep la poca gracía que le hacía tener que pasar por el trago de tan inoportuno (aunque comprensible) festejo pre-partido.

Y el Villarreal confirmó los temores de Pep nada más pitar el árbitro. El submarino se transfiguró en el campo cual clon azulgrana. Presión arriba, toque, posesión... Al Barça le tocó pelear contra un equipo con similares conceptos y con buenas armas. Los Cazorla, Cani, Senna, Fuster... no son Messi, Iniesta, Xavi, Ibra... pero no son ni mucho menos cojos.

El equipo amarillo no se resignó a cederle la posesión al Barça, sino que le disputó el dominio de la bola al equipo azulgrana. Casi todo el encuentro fue un choque de gemelos. Busquets echó en falta la inestimable compañía de Keyta o Touré ante la justa presión y el medido toque del mediocampo amarillo.

En medio de tal igualdad, llegó el gol del Pedro. Fue, posiblemente, la primera vez que los jugadores azulgrana conseguían descolocar al conjunto levantino. Pedro, con la inestimable colaboración de Alves y Henry, fue el arquitecto de la jugada. Primero dejó pasar inteligentemente un balón que le llegaba para que Alves, entrando por el extremo, centrara suave y colocada. Henry se saca una media volea con pie de apoyo clavado que se estrella violentamente en el larguero de López. El canario, en posición legal, baja con el pecho el balón que venía repelido por la madera y suelta un derechazo al segundo palo imparable para el arquero del submarino.

Torpedo que dejó tocado al submarino amarillo, pero ni mucho menos hundido. El conjunto amarillo, transfigurado en su mismo rival, no varió el guión y no se amilanó ni por el escenario ni por los galones de los campeonísimos.

La intensidad fue alta a pesar de venirse de periodo festivo. La primera parte dió para mucho. Tres acciones en las areas que pudieron ser penalty (parece más claro el agarrón de Dani Alves), acercamientos varios, con unos activos Fuster, Cani y Nilmar por la parte visitante y con un peligroso Pedro por la parte local. Henry sufrió el efecto gaseosa e Ibra no tuvo su día. Increible lo de los árbitros con el sueco. Le pitan todo. Lo ven tan grande que piensan que es imposible hacerle falta, cuando ni mucho menos es así. Eso, y que tampoco anduvo fino el ex del Inter.

tras el descanso las intenciones de los contendientes fueron idénticas: ganar. Pero la fortuna cambió de bando.

El Barça, que salió algo aletargado del vestuario, vió como el Villarreal salía en tromba. Y en una doble ocasión vino el gol. Centro de empeine de Cani y Fuster en el segundo palo cruza el balón sin que Valdés pudiera hacer nada. Apenas rebasados los 5 minutos del periodo, llegó el gol. Como pasó en la primera parte, pero con diferentes protagonistas.

Un imperial Busquets (alucinante la progresión de este chico, que se marca incluso acciones de futbolista de altos vuelos) ayudó a equilibrar la batalla en medio campo. Pero el balón no terminaba de fluir con debía, y Xavi no encontraba a su habitual "alter ego"; Andresito Iniesta.

Pep solucionó esta falta sin demasiada demora. El albaceteño contaría con media hora para desplegar su plástico y desatascador juego. Y sí que se notó su presencia. Iniesta enganchó la media y la delantera como se enlazan dos cuerdas por nudos marineros. Henry, Ibra y Pedro encontraron al proveedor de balones deseado y las ocasiones llegaron. ¡Ay si hubiera estado Messi! Pero no, no estaba, y los que estaban en el campo se mostraron exasperantemente irresolutivos.

El partido, por el cansancio, se rompía, y el Villarreal, que ante la avalancha blaugrana hubiera firmado el empate, se encontró con la oportunidad de llevarse el premio gordo en forma de 3 puntos. Fruto de la presión, Rossi se atrapó un balón pasado por Senna que lo dejaba en linea con la zaga culé y frente a Valdés. Colocó bien al lado del portero, pero Puyol salvó casi en linea de gol.

Empate justo contra un rival que fue valiente y que cuajó un gran partido, tuteando al campeón.

Por cierto, buena impresión dejó el pequeño de los Do Santos. Producto "made in Masia". Juego al toque, inteligencia y descaro. Si no se tuerce llegará lejos.

Partido correspondiente a la decimosexta jornada de la Liga española.

Goles

1-0 Pedro 7´
1-1 Fuster 51´

martes, 29 de diciembre de 2009

De azul y grana




































Los frutos de un corazón en azul y grana

El minuto 110 de la final del Mundial de Clubes nos dejó una instantanea que resume el mejor año del club azulgrana.

Messi demostró inteligencia al rematar con el pecho un balón que se le escapaba de la cabeza. Demostró pundonor y atrevimiento para terminar golpeándola con el escudo, ese escudo que con su gol situó en la cota más alta de su historia.

Se redondeó la temporada perfecta, se cerró el círculo con el corazón del jugador emblema emujando la bola que otorgaría al Barça el Mundial de Clubes.

Tuvo ser un canterano con acervo español y acento foraneo el que pusiera la guinda. Una muestra más de la marcada universalidad del club, más que a algunos les pese. Un club fundado por un suizo, institucionalizado por catalanes y cuya camiseta han defendido tanto españoles como extranjeros durante sus 110 años de historia.

Lo oficioso se conviertió en oficial. El Barça es el mejor equipo del mundo, ganara o no. Messi es el mejor futbolista del mundo, lo reconocieran o no seleccionadores y capitanes nacionales. Pero ahí está, el mundo rendido a sus pies.

Lo colectivo e individual ha dado como fruto una lluvia de trofeos y premios. En el Barça está darle continuidad y en Messi pensar que esto es solo el comienzo, que quedan muchos retos por delante y muchas marcas que batir.

La borrachera de gloria no debe de apartar al Barça del rumbo correcto. El Barça siempre debe querer más. Lo de 2009 es insuperable... repitámoslo, cuantas veces se pueda.



¡Felices Fiestas a todos!

lunes, 21 de diciembre de 2009

Crónicas blaugranas













Estudiantes de la Plata 1-2 F.C Barcelona

Y el Barça superó la última frontera, esa que, como dijo Guardiola, separa el ser el mejor equipo del mundo de entrar en la Eternidad.

No fue un camino de rosas el entrar en el Olimpo futbolístico junto a esos equipos míticos como el Santos de Pelé, el Ajax de Cruyf, el Inter de Luís Suárez, el Bayern de Beckenbauer o el Milan de Van Basten. Más bien se pareció al camino que tuvo que recorrer Perseo para liberar a Andrómeda, lleno de traicioneros lagos y peligrosas medusas. O como la Odisea de Ulises, con sirenas y cíclopes acechando en cada esquina.

Estudiantes, el rival en lid, llevó la final al terreno que más le interesaba. Hizo cruzar a los azulgranas por sus campos de minas en forma de desesperantes "faltitas", de pérdidas constantes de tiempo y de malintencionadas provocaciones.

Increíble que en la primera parte Messi se llevara una tarjeta amarilla y los de blanco se quedaran tan frescos. El Barça no solo luchaba contra un rival con el machete entre los dientes, sino también contra un árbitro que no solo no regaló nada (ni falta que hacía), sino que se postuló como el duodécimo "pincharrata" en algunos momentos.

Incluso tuvo el Barçá que luchar contra sí mismo. Lleva el Barça varios partidos sin encontrarse consigo mismo. Sigue el toque, sigue fiel a sí mismo, pero falta la frescura de otras tardes.

El Barça saltó sin chispa al campo, se diría incluso que con una cierta "pájara" encima. Fruto de ello fue la primera ocasión del conjunto argentino. Enzo Pérez no aprovechó un gran pase del inagotable Verón. Le faltó arrancada y velocidad. Si en vez de Enzo hubiera sido el Piojo López de sus buenos tiempos en el Valencia (por poner un ejemplo), el Barça hubiera ido 1-0 abajo a los 3 minutos.

Ese fue un aviso a navegantes; la travesía no iba a ser fácil. Como se preveía, los de la Plata iban a vender cara la derrota.

Con el Barça recompuesto, aunque a la misma velocidad (entre lenta y exasperante), llegó un golpe de inspiración. El balón le llegó a Ibra casi en linea con la defensa blanca y tiró de la parte de su repertorio que más le gusta, el taconazo. La sutileza dejó a Xavi solo para recorrer la autopista que se le abría por el flanco derecho del ataque. Su avance fue bueno, pero, como le ocurría a los mexicanos en la semis días antes, prefirió pasar en horizontal a tirar (la mejor opción, ya que Henry no llegaba solo al segundo palo).

No parece que a Xavi se le hiciera pequeña la portería, como le pasó al colega mexicano, sino más bien se puede atribuir a la mayor confianza del catalán en su pase que en su tiro. Una pena de ocasión perdida.

En otras tardes esto no hubiera sido preocupante, ante el habitual aluvión de oportunidades que suelen crear los de Pep. Pero no fue así. El técnico argentino supo como ahogar el juego de creación culé. Sus dos lines de cuatro y cinco hombres se montraban intranspirables. Los laterales de adelantaban fenomenalmente, cubrían perfectamente y anulaban el juego de bandas del Barça. Por el centro, más de lo mismo. Y mientras Xavi echando de menos una mano (que bien hubiera venido Iniesta, todo un desatascador en estas situaciones).

Estudiantes se encomendó a la disciplina, las tácticas subterraneas (dejarse caer, provocar faltas, perder tiempo) y a Veron. La "Brujita" es un futblista superlativo, cuyos años no impiden qu haya perdido ni un ápice de calidad ni de oficio. Por él pasaba toda la organización y el peligro blanco.

Sin embargo el gol llegó en una jugada por banda. Juán Díaz centra con la zurda por la zona del extremo y Boselli, de sensacional cabezazo, marca ante la inútil oposición de Puyol Abidal y Valdés.

Por enesima vez en los últimos partidos el Barça tuvo que nadar contracorriente. Pero esta vez estaba en juego el título de los títulos y el rival no pecaría de inocente en ningún momento, no cedería ni un milímetro y no perdería la concentración.

El Barça completó una primera parte para olvidar. Los fantasmas volvían a rondar por las mentes culés. La remontada del Sao Paulo de Raí en el 92, la inesperada derrota contra el Inter de Porto Alegre en 2006... otra vez tocaba sufrir.

¡Y vaya si se sufrió! Quedaban 45 minutos para enmendar errores. Pero se hacían a las vez escasos, a la vez interminables. Escasos parecían para derribar una muralla blanca que pareció infranqueable en los primeros 45 minutos. E interminables por el sufrimiento que se adivinaba en el horizonte.

Afortunadamente la actitud del once blaugrana fue otra. Se nota que hubo "guardiolina" en el vestuario. Pep, por su parte, reaccionó rápido y tiró de artillería. Cuando se intuía un cambio por un desatinado Henry, Pep se la jugó y quitó a Keyta para dar entrada al chico milagroso, "Pedrito". Guardiola leyó perfectamente el partido, y arriesgó (o fue coherente, según se mire). Quitó un escudo (filoso, eso sí, keyta dominas la faceta defensiva y ofensiva) para meter otra lanza.

El cariz del encuentro pronto cambió. La defensa "pincharrata", más cansada, tuvo que redoblar esfuerzos para parar a los Ibra, Pedro, Henry y Messi. Podría temerse una ruptura por el centro del campo, pero los Piqué y compañía hacían de defensas y medios a la vez.

Las ocasiones llegaron en pies de Ibra, principalmente, pero los minutos pasaban y la bola no entraba. Pep sustituyó a un cansado Busquets para meter a Touré. Era necesario no perder el equilibro en medio campo, ante la inferioridad númerica en las contras.

La última carta la jugó Guardiola en el 83, cuando dió entrada a Jeffren por Henry. El efecto fue inmediato. El joven canterano se fue como y cuando quiso de una defensa argentina cansada y desbordada y solo la falta de acierto le negó el pase o el gol.

Gol que llegó (¡por fin!) en rozando el minuto 89. Cuando el título se escapaba para tierras australes, cuando ya los barcelonistas volvíamos a ver nacer otro nuevo fantasma... llegó volando el canario salvador, la última perla de la Masía.

Piqué, ya de delantero bolla en plan Alexando, prolonga un balón aereo con la cabeza dentro de los dominios del arquero argentino. El balón le llega a Pedro que suavecita y colocada la pone por encima de Albil. Como si estuviera en un partido más de los que jugaba hace dos días en segunda B, Pedro congeló el tiempo y los corazones blaugranas para luego explotar en una sensación indescriptible de alivio y felicidad. Se cantó como el triunfo. Al menos yo lo hice.

Lo más difícil estaba hecho. Se derribó la barrera física y sobre todo, la psicológica. Y esta batalla, la psicológica, es la que daba un claro vuelco. Los argentinos se quedaron sin botín. Se atrincheraron haciendo valer su gol de oro y de golpe y porrazo se le esfumó como al sediento que vaga por el desierto y se dá cuenta que el pozo que vió, al que se aproximó y casi toca, era puro espejismo.

Y todo esto, con muchos kilómetros sobre las piernas. El Barça estaba cansado, sí, pero el gol le dió alas, lo reafirmó en su objetivo y con ello volvió también el orden táctico. El desmelenamiento circunstancial dió paso a la reorganización de filas.

Apurados los 90 minutos y el descuento, la prórroga aparecía como maná tras haber sufrido lo indecible.

Estudiantes se parapetó más si cabe, esperando el milagro en la persona de Verón, en el acierto de Boselli o en alguna jugada a balón parado. Y sinó, a los penalties, mal menor que ampliaría sus posibilidades de tocar ese título que casi rozaron.

El Barça, a lo suyo. Dominio, control y riesgo. Pedro y Jefren aparecían como puñales e Ibra (muy activo) y Messi (desaparecido hasta entonces) eran las armas letales encubiertas.

La prorroga pasaba entre las internadas de Jeffren y los acercamientos de Messi o Ibra.

En el minuto 110 de la prorroga llegó el éxtasis. El incansable Dani Alves cuelga un balón punzante y Messi, entrando como una exalación al corazón del area, remata en plancha con el pecho. El escudo con el que remató, cumplía 110 años, como el minuto en que lo marcó. Y con él marcaron Kocsis, Carrasco, Kubala, Migueli... todos aquellos a los que el destino le negó la mayor gloria futbolística.

Ese gol proclamaba al Barça Campeón del Mundo de Clubes. Ni Intercontinental, ni Copa Toyota... el primer club español en ganar el Mundial de Clubes, aunque algunos digan que se parece a un bolo veraniego. Un bolo, que a ellos le encantaría ganar, claro.

Ahora los jugadores, por fín, podrán desconectar. Han sido muchos meses de presión, tensión y finales. Ahora toca disfrutar lo que resta de año para volver con las pilas nuevas a reverdecer laureles.

¡Felicidades, Barça!

Partido correspondiente a la final de la Copa del Mundo de Clubes 2009.

Goles

1-0 Boselli 36´
1-1 Pedro 89´
1-2 Messi 110´

jueves, 17 de diciembre de 2009

Jugadores de leyenda



ESTANISLAO BASORA

El "monstruo de Colombes", como le apodó la prensa francesa, fue toda una institución en el Barça de los años 50. El extremo catalán nacido en Colonia del Valls en 1926 hizo suya la banda derecha durante trece años (con solo un año de lapsus, el que jugó cedido en el Lleida).

Durante sus mejores años, formó parte de uno de los Barça míticos, el "Barça de las cinco copas" formando en ataque junto a Kubala, César, Moreno y Manchón.

El apodo que reseñé al principio le fue puesto por sus tremendas condiciones futbolísiticas. Estanislao era un extremo muy rápido, con un gran regate y un gran olfato de gol. Alternaba medidos centros con chuts secos y precisos.

Su aportación con la Selección Española fue importante, disputando 22 partidos (buen número para la época) y marcando 13 goles. Marcó en su debut (1950 contra Irlanda) y en su despedida (1957 contra Escocia), consiguiendo su mejor actuación en el Mundial de Brasil de 1950, marcando 5 goles en 6 partidos y terminando España cuarta clasificada (mejor puesto hasta hoy). Fue tal la impresión que causó que se le consideró el mejor extremo derecho del mundo. Y además terminó segundo máximo goleador del campeonato, solo por detrás del mítico jugador brasileño Ademir (9 goles).

Sus cifras individuales y colectivas son remarcables. Marcó 153 goles en 373 partidos, números muy respetables para un extremo. A nivel colectivo ganó títulos nacionales e internacionales, desde Ligas hasta la Copa de Ferias.

Basora decidió retirarse cuando aun estaba en forma y no esperar a que su juego entrara en decadencia. Prueba de ello es que, en su partido de despedida en el Camp Nou (1958) dió todo un recital bajo la lluvia en un partido de semifinales de Copa del Generalísimo, marcando dos goles y jugando de maravilla. Se retiró ante la atronadora ovación de un público rendido a su talento y a su enorme rendimiento durante tantas temporadas.

Tal fue su huella que en el 75 aniversario de la fundación del club, fue elegido en el 11 ideal histórico.

Estanislao Basora, uno de los mitos del gran Barcelona de los 50.

Basora, en datos

- 2 Copas Latinas (1949 y 1952)
- 1 Copa de Ferias(1958).
- 4 Ligas españolas(1948, 1949, 1952 y 1953).
- 4 Copas del Generalísimo(1951, 1952, 1953 y 1957).
- 3 Copas Eva Duarte (precursora de la Supercopa de España).

Crónicas blaugranas

Atlante F.C 1-3 F.C Barcelona

Resultaba curioso ver a Messi recuperando su tobillo en las calurosas playas de Abu Dhabi mientras aquí en España pasamos un frío polar.

Pero tal y como salió el Barça al campo daba la impresión que los futbolistas padecían aun las gélidas temperaturas ibéricas imperantes en estos días en vez de las brisas cálidas de Arabia.

No pudo el equipo mexicano soñar un comienzo más idoneo que el que tuvo. A los 5 minutos ya se había adelantado en el marcador gracias a un despiste en bloque de la defensa azulgrana. Un saque largo del portero Vilar pasa por encima de la defensa barcelonista, Valdés incluido tras el bote, y Rojas, muy atento, mete la pierna casi sobre la linea de fondo para alojar el balón en el arco de Víctor.

El Barcelona, como en Kiev, se complicó él solito el partido y se vió obligado a nadar contra corriente. Sorprendió desde luego la alineación de Márquez, ya que el mexicano no tiene demasiado rodaje esta temporada. Y se vió en el gol.

Los jugadores culés se hicieron con el control del juego, pero no alcanzaron la fluidez deseada en los primeros 25 minutos, aunque Busquets asustara a la defensa azteca con un remate de cabeza al poco de recibir el gol.

La defensa azulgrana, muy adelantada, padeció mucho en las escasas contras que logró conectar el Atlante, una de las cuales pudo suponer el segundo gol si no llega a ser por la candidez de Navarro. Al mexicano se le hizo muy grande Valdés y muy pequeña la portería a medida que iba avanzando metros. Quizás le parecía demasiado increíble tener en sus botas poner al todopoderoso Barcelona dos goles atrás en toda una semifinal de la Copa del Mundo de Clubes. El caso es que cuando estaba por encarar a Valdés, en vez de tirar, buscó incomprensiblemente el pase del centro del area donde ningún compañero suyo llegaba solo.

El Barça no conseguía carburar y encima se sufría en defensa ante las contras de los pequeños pero hábiles delanteros mexicanos.

Ante la opacidad del juego blaugrana, era preciso encontrar otras vías para llegar al gol. Un camino factible era el juego aereo. La diferencia de altura media era muy importante. El Barça, con jugadores muy altos como Piqué, Busquets, Touré o Ibrahímovic, representaba un auténtico peligro en faltas, corners y centros.

Y así es como llegó el empate a diez minutos del descanso. Córner sacado por Xavi, Touré se eleva por encima de la defensa celeste y su remate vá a parar a los pies de Busquets, que, de primera, empuja raso el balón al centro de la portería defendida por Vilar. Pudo haber llegado poco después el segundo, pero Alvés, en una de sus filosas internadas, remató desviado de semivaselina cuando estaba ya algo escorado.

Sin más sustos por ambos bandos se llegó al final de una primera parte bastante gris de conjunto culé. Espesura en ataque, con un Iniesta poco acertado y unos Pedro e Ibra bastante desasistidos dentro de la maraña de piernas mexicanas. Lo más destacado fue el trabajo y acierto del centro del campo, que no solo mantuvieron al Barça con el partido relativamente controlado, sino que fueron los fabricantes del empate (Xavi centra, Touré pone y Busquets remata).

Guardiola reaccionó pronto y no dejó pasar más de diez minutos de la segunda parte para recomponer en equipo. Su apuesta: seguridad (Piqué por Márquez) y desequilibrio (Messi por Touré para que Iniesta pasara a la media).

El resultado fue inmediato. Un minuto después del cambio, Ibra vió la diagonal que le marcaba Messi en la frontal del area, vislumbró la zona despejada y puso la asistencia para que la "Pulga" se deshiciera en dos magistrales toques del portero y con él de toda la defensa celeste. 2-1 y la final encarrilada.

Con Messi en el campo (ovación atronadora del estadio cuando salió a calentar) los jugadores norteamericanos se metieron más atrás si cabe. Con la mejora en el juego de Iniesta la defensa contraria definitivamente se quebraba. La asociación de media en adelante de los Iniesta, Ibra, Messi y Xavi (con pedro descongándose) empezó a marear a unos agotados mexicanos.

En medio del rondo llegó una jugada personal del jugador manchego por el flanco izquierdo. Andrés de internó en el are, vió el desmarque de Pedro a un metro escaso, y le sirvió el 3-1 cortita y en profundidad. El canario se giró con rapide y frialdad y se la colocó a media altura al portero del Atlante.

El partido se rompía por momentos fruto del cansancio de ambos equipos (el Barça estaba lento, quizá afectado por la adaptación) y llegaron las ocasiones del ecuador de la segunda parte hasta el final. Los mexicanos llegaron a tener una clarísima ocasión. Pereyra (que sustituyó a Velázquez) se planto solo ante Valdés tras dejar atrás a Abidal por velocidad, cogiéndole la espalda (algo difícil de creer en el rapidísimo defensa francés) y falló el mano a mano (o se lo paró Víctor, un especialista en estas lides).

El Barça contó con las suyas, incluida una de Messi que de haber marcado hubiera puesto el estadio en pié.

El conjunto culé terminó plácidamente un partido que tuvo cuesta arriba en la primera parte. Tendrá que mejorar bastante para el sábado, ajustar mejor la defensa y jugar con más velocidad. El Estudiantes es un equipo más peligroso y curtido, y los jugadores argentinos son más duros de roer y poseen más oficio (rayando el juego sucio).

Tiempo tendrá el Barça de terminar de aclimatarse de aquí al sábado y quitarse los últimos copos de nieve que se llevaron de España para no empezar la final tan helados como comenzaron la semifinal.

Partido correspondiente a la semifinal del Mundial de Clubes 2009.

Goles

1-0 Rojas 5´
1-1 Busquets 35´
1-2 Messi 55´
1-3 Pedro 67´

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Mundo culé














EL FICHAJE DE MARADONA

El 1 de julio de 1982 Maradona se convertía oficialmente en jugador del F.C Barcelona. Era el punto y final a un fichaje que el club catalán había comenzado a fraguar cuatro años antes, cuando el "pibe" no contaba más que 18 años.

En 1978 Nicolau Casaus se maravilló con el juego de un muchacho que actuaba en Argentinos Juniors y que ya había debutado en la selección, aunque no había sido seleccionado finalmente por Menotti para el mundial celebrado en el país sudamericano. Núñez y el entonces entrenador blaugrana, Lucien Müller, tras oír una recomendación del vicepresidente, le vieron en un partido amistoso y, aunque no dudaron de su categoría, desestimaron iniciar negociaciones para contratarlo.

Dos años después, y con Diego convertido ya en "estrella" mundial, el Barça decidió comenzar su ofensiva. En abril de 1980 el intermediario Josep María Minguella se trasladó a Buenos Aires con una oferta sensancional; cinco millones de dólares por el "Pelusa". La primera respuesta del presidente de Argentinos Juniors, Próspero Consoli, fue rotunda: "Diego es intransferible". Pero Minguella, a instancias del club, decidió seguir presionando, y tras no pocas conversaciones llegó a un acuerdo con los dirigentes bonaerenses, tras lo cual el vicepresidente, Joan Gaspart, y el directivo y abogado Joan Ignasi Brugueras se trasladaron a la capital argentina.

Precontraro y "no" de la AFA

El primero de mayo se reunieron los emisarios blaugranas con Diego, su padre y su mánager, Jorge Cyterszpiller. Se acordó un contrato de cinco años con opción a uno más. A razón de un millón de dólares anual de ficha, con coche, casa y billetes Barcelona-Buenos Aires para él y su familia. El Barcelona, por su parte, tendría una participación del 25% en la Maradona Productions y se llevaría el 40% de sus contratos publicitarios. Al día siguiente, en el hotel Plaza, los dirigentes del Barça y Argentinos Juniors suscribieron un precontrato. El club catalán deberá pagar seir millones de dólares por el jugador. Dos multinacionales, Coca Cola y Puma, apoyaban el pago del Barcelona por la expansión de sus productos por parte de Diego.

Todo estaba, pues, arreglado. Pero surgió lo imprevisto. Pese a que el seleccionaro albiceleste, César Luís Menotti, no se oponía al traspaso, la Asociación de Fútbol Argentino decidió prohibir la operación al considerar que "Maradona no puede marchar del país. Es intransferible hasta el Mundial de 1982".

El presidente de Argentinos anunció que apelaría a los tribunales ordinarios, aunque luego predirió abrir la vía del diálogo con Grondona, el presidente de la AFA. Pero, pese a que Diego llegó a declarar que "si no me dejan ir al Barça renuncio a la selección", nada cambió. En las semanas siguientes hubo diversos encuentros entre Núñez, Gaspart y Julio Grondona. Parecía que podía encontrarse un camino, pero finalmente todo quedó muy claro. No había posibilidad de que Diego fichara por el Barça hasta después del España´82.

En mayo de 1981 Minguella volvió a la carga sin éxito, y fue en abril de 1982 cuando pudieron reabrirse las conversaciones, cara ya a su incorporación tras el Mundial. Diego jugaba entonces en Boca Juniors, con el que había ganado una Liga, aunque parte de su "propiedad" seguía siendo de Argentinos Juniors. La operación se veía complicada por el hecho de que ambas entidades estaban enfrentadas por disputas económicas por la "operación Maradona".

Pero, no sin dificultades, todo pudo arreglarse. Y Maradona firmó por el Barça. El montante final del fichaje se elevó a 1200 millones de pesetas, lo que significó batir todos los records en matería de contratación futbolística. Pero valía la pena. Además, el fichaje se podía amortizar sin demasiados problemas gracias a la venta de la imagen del "crack", que quedó perfectamente estipulada en el contrato. No debía haber problemas, por tanto, para satisfacer los plazos de pago estipulados. Maradona tenía que resultar un gran negocio para el Barça.

Diversas circunstancias y la propía idiosincracia del jugador lo impidieron, aunque, cuando menos, pudo ser traspasado dos años después, en condiciones de lo más ventajosas, al Nápoles.

Textos sacados de la colección "Equipos con Historia: F.C Barcelona", Universo Editorial S.A (Madrid, 1989). Más concretamente de la página 390 del tomo.