viernes, 27 de noviembre de 2009

Mundo culé


El "caso Di Stéfano"



Este es, sin lugar a dudas, uno de los episodios más polémicos y tristes de la historia del Barcelona. Un episodio que de haber tenido final feliz para el club blaugrana hubiese cambiado, posiblemente, el devenir del fútbol español y, por ende, del fútbol mundial. El Barça de Daucik y Kubala, considerado a principio de los cincuenta como el mejor club del continente junto a Honved, se habría convertido, con Di Stéfano en sus filas, en un conjunto imbatible.

Pero tal extremo no pudo llegarse a comprobar porque la dictadura y el centralismo español se lo impidieron. Mucho se ha escrito sobre este espinoso tema. Nosotros expondremos los hechos puntuales para que el letor pueda sacar sus conclusiones. Sea como fuere, y aunque se han querido cambiar algunos aspectos de este caso, lo cierto es que (como otras tantas veces) el Barcelona fue vilipendiado. Al poder no le interesaba que el club catalán arrasara y tuvo que ponerle freno del modo que fuera.

La historia arranca en el punto que Di Stefano y otros jugadores argentinos de renombre como Adolfo Pedernera, Nestor Rossi, Manuel Giudice, etc., decidieron romper unilateralmente los contratos con sus clubs y marchar al Millonarios de Bogotá, que les ofrecía fichas de lo más sustanciosas. Naturalmente, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), así como otras federaciones sudamericanas, en representación de sus clubs, denunciaron el caso a la FIFA, que, inmediatamente, decidió excluir a Colombia de su seno y declarar "club pirata" a la entidad capitalinay las demás que habían contratado ilegalmente jugadores.

Hubo muchas conversaciones entre los dirigentes internacionales y colombianos, pero no se llegó, en primera instancia, a ningún acuerdo. El aislamiento provocó, logicamente, una gran crisis económica en el fútbol colombiano, ya que los clubs no podían jugar en el extranjero, y por tanto, lucir a sus "estrellas" en giras en las cuales ganaban dinero fácil. Cuando la situación llegó a ser extrema, Colombia pidió la reanudación de las conversaciones. Tuvieron lugar en Perú y se llegó a lo que fue llamado el "pacto de Lima".

En él se reconocía, y centrándonos ya en el caso Di Stéfano, que pertenecía legalmente a River Plate, pero se permitía que el Millonarios lo mantuviera en sus filas hasta el 4 de octubre de 1954 (casi un año y medio más) en calidad de cedido e intransferible. Aquel día debía reincorporarse a la disciplina del club franjirojo de Buenos Aires. Y, claro está, en caso de que algún club se interesase por sus servicios, durante este periodo, y aún con previo acuerdo con la entidad colombiana, era la argentina la que debía negociar, pues los derechos del jugador eran suyos.

Dos millones de anticipo al River

Ya por aquel entonces, principios de 1953, la prensa había comenzado a difundir noticias acerca del interés azulgrana por contratar al fenómeno rioplatense. Eran ciertas. Un catalán que vivía en la "ciudad del tango" había llevado a cabo las primeras negociaciones por encargo del Barcelona con el River Plate. Este club, dadas las circunstancias, no ponía ningún inconveniente al traspaso. Hubo acuerdo total y el club catalán a través del banquero Valls i Taberner, pagó dos millones de pesetas al River. La operación se realizó con el beneplácito de la FIFA.

Todo parecía arreglado, pero, de pronto y porrazo, surgió una noticia que cayó como una auténtica "bomba". El Real Madrid había solicitado del Millonarios los derechos del jugador. El club colombiano, haciendo una lectura "sui generis" del "pacto de Lima", se los había concedido. La "guerra" era un hecho. El lío que se montó fue monumental. En las páginas deportivas de los periódicos ya no se habló de otra cosa. Declaraciones de unos y otros, polémicas, desmentidos. La Directiva y la afición barcelonista estaban indignadas, pero convencidas de que la ingerencia del Real Madrid no iba a ser, finalmente, más que una anécdota puesto que la FIFA otorgaba toda la razón al club.

Y todo parecía sentenciado cuando Alfredo se desplazó a Barcelona con su familia dispuesto ya a firmar su contrato con la directiva de Enric Martí Cerretó. Se hospedaron en la Residencia Ritz, de la calle Diputació.

Mas la solución definitiva no llegaba. La FIFA había autorizado el "transfer", pero la Federación Española, fuertemente presionada, no autorizaba todavía el fichaje aduciendo razones de legalidad que, evidentemente, no existían.

Los días iban pasando y Di Stéfano los "mataba" jugando algún que otro veraniego de "costellada" con los que debían ser sus nuevos compañeros, Un mes, dos, tres. La situación comenzaba a ser insostenible y ya incluso dentro del club surgían discrepancias acerca de la conveniencia del fichaje. Incluso Daucik llegó a comentar que quizá Kubala y Di Stefano no se entenderían en el campo.

Así las cosas, alguien le insinuó a Alfredo que fuera a Madrid. Tomó el tren y se entrevistó en Madrid con Santiago Bernabéu, quien le hizo ver las ventajas de fichar por el Real Madrid. Al mismo tiempo, el presidente el club merengue siguió moviendo los hilos ante las autoridades políticas y deportivas (en aquel tiempo no había mucha diferencia entre ambas) para conseguir que fuera su club el beneficiado.

Las presiones del Madrid

Bernabéu, hombre listo como pocos, buscó, además, los "puntos flacos" por los que podía atacar al Barcelona y a su colega, Martí Carretó. Al tiempo presentó ante la Federación la baja de Millonarios (la cual, como se ha visto anteriormente, no tenía ninguna validez) como prueba de que era el Real Madrid el que tenía todos los derechos de fichar a Di Stéfano. Realmente, por este hecho, la FIFA podía haber sancionado al Madrid.

Lo bueno del caso es que mientras tanto la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes había dictado una sentencia mediante la cual se prohibía la contratación de jugadores extranjeros. El Barcelona, al conocer la disposición y creer que ya no era posible incorporar a Di Stéfano, decidió venderlo a la Juventus y poner fín así al caso. Martí Carretó se trasladó a Madrid para hablar con Bernabéu, dado que el Real era parte interesada también, con objeto de dar vía libre al traspaso. Pero quedó de lo más asombrado cuando el club blanco le comunicó que nada cambiaba y que seguía con la intención de fichar a Di Stéfano. La norma, por lo visto, no afectaba a Alfredo.

Presiones, conversaciones, polémica. Las últimas semanas del verano de 1953 fueron de lo más movidas. La Federación no quiso mojarse y cedió la responsabilidad a la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes que confió en el ex-presidente de la Federación y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, Armando Muñoz Calero, el arbitraje del caso. Este era un buen amigo del Barcelona (recordemos que fue "padrino" de Kubala), pero también del Real Madrid. Y después de reunirse con Bernabéu y Martí Carretó, y tras consultar con el general Moscardó, máxima autoridad deportiva, tomó una decisión salomónica, que fue hecha pública el 15 de septiembre de 1953.

En ella se decía que, tras ser inscrito reglamentariamente en la RFEF, Di Stéfano se alinearía alternativamente en cada temporada con un club. En 1953-54 y 1955-56 se alinearía con el Real Madrid y 1954-55 y 1956-57, en el Barcelona. Increíble, pero cierto.

El presidente barcelonista, Martí Carretó, decidió firmar, en primera instancia, el acuerdo, pero a su regreso a Barcelona tuvo que soportar muchas críticas y viendo que la situación era insoportable decidió dimitir. Era el 22 de septiembre. Es decir, solo una semana después de que se asoptara la solución.

Días después, la Comisión Gestora que se había hecho cargo del gobierno del club (de la cual formaban parte los ex-presidentes) decidió, visto lo inaudito de la situación, renunciar al jugador por considerar que la única razón la tenía el Barcelona y que todo lo demás había sido un juego montado entre el Real Madrid y las autoridades deportivas para beneficiar al club de la capital. El 23 de octubre se firmó la renuncia y el Real se comprometía a pagar cuatro millones cuatrocientas cinco mil pesetas al Barcelona.

La "cacicada" se había consumado. Di Stéfano se incorporó al Madrid y con él comenzó la época gloriosa del club "merengue". Por de pronto, aquella temporada, 1953-54, ganó la Liga... después de ventiún años sin hacerlo.

Textos extraídos de la colección "Equipos con historia: F.C Barcelona", editado por "Universo Editorial S.A en 1990 (Madrid). En concreto de las páginas 186, 187, 188, 189, 190 y 191.

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