domingo, 13 de diciembre de 2009

Crónicas blaugranas

Dinamo de Kiev 1-2 F.C Barcelona

No se puede decir que este Barça, utilizando el simil escolar, sea un mal estudiante. Acostumbrados estábamos a que este Barça de Guardiola fuera una balsa de aceite, paradisiaca para los culés, indestructible acorazado para los rivales.

El sorteo de grupos no auguraba un paseo del equipo culé, precisamente. En frente tendría al Inter de Eto´o, campeón de las últimas cuatro ediciones del Scudetto y líder sólido del campeonato italiano, y a dos peligrosos equipos del Este; el histórico y peligroso Dínamo de Kiev, líder en el campeonato ucraniano y vigente campeón; y el Rubin Kazan, campeón y líder de la floreciente Liga rusa.

Pero como decía al principio, los culés estamos poco acostumbrado a sobresaltos, más allá de lo ocurrido ante el Chelsea hace unos meses. Pasar por encima de equipos como el Bayern, el Madrid o el Sevilla se había convertido en algo cotidiano y normal para el equipo azulgrana.

Las cosas no empezaron mal; empate en Inter con gran juego y victoria solvente en casa frente al Dínamo. Pero justo en el ecuador de la liguilla vino el inesperado hueso. El Rubin parecía una victima propiciatoria en su visita al coliseo blaugrana. Sin embargo, con el habitual cerrojo que suelen presentar los equipos en el Camp Nou y con la suerte necesaria, se llevaron los tres puntos. Fortuna que se extendió al encuentro de vuelta, cuando empataron en Kazan un encuentro que merecieron perder (aunque el Barça jugó peor que en Barcelona).

El resurgir vino ante el Inter en casa. Con la afición zozobrando, sin Messi y sin Ibra, el Barça pasó por encima del Inter y dejó encauzada la clasificación. Y dependiendo de sí mismo empezó el encuentro en Kiev.

Tan helado como el ambiente saltó Valdés al terreno de juego. No se había consumido el segundo minuto de encuentro cuando un error garrafal de Víctor puso el partido cuesta arriba (que no la clasificación). Piqué comete falta cerca del pico del area. Shevchenko la tira con efecto hacía el centro del arco del portero catalán, roza Milevskiy con la cabeza y Valdés para en primera instancia a ras de suelo, pero con su propio cuerpo le vuelve a dar impulso a la bola que entra llorando por linea de meta.

En otros tiempos el Barça se hubiera puesto nervioso y hubiera podido pasar cualquier cosa, probablemente nada bueno. Pero el Barça de Guardiola es otra cosa. Es tozudo en sus convicciones, en su juego. Los chicos de Pep no variaron ni un solo milímetro el guión por el temprano gol del Dínamo.

Tras el gol de Milevskiy el Barça desplegó su fútbol de posesión y toque. No fue el Barça centelleante y vertical de otras ocasiones. Las condiciones del rival, del clima y del terreno de juego no eran propicias para acelerar el juego con precisión.

El equipo se revistió no solo de mayas antifrio, sino de paciencia, mucha paciencia. Hasta el punto de hipnotizar a un rival ilusionado con la gesta pero conformista e incluso temeroso de despertar a un gigante no dormido, pero sí algo entumecido.

Pudo Messi acabar con cualquier tipo de incertidumbre diez minutos después del gol ucraniano. Shovkovskiy, el veterano portero del Kiev, sacó corto de meta y dejó el balón al crack argentino. Éste se dirigió flechazo hacia meta y tiro apurado ante la persecución de los jugadores locales. Shovkovskiy enmendó su error parando el chut cruzado del "Pulga".

Gol en contra, ocasión clara marrada... muchos equipos se hubieran hundido en tales circunstancia. Los Xavi y compañía no. Perseveraron en su juego, que no entiende de frios ni de calores, de hogueras ni de cavernas heladas. Serían capaces de dominar un partido jugado en los riscos de una montaña.

Ese control aun no se materializaba en goles, a pesar de que Ibra, Messi o Alves lo intentaron con poca fortuna. Pasada la media hora, una de esas largas posesiones terminaron dando fruto. Cuando los 11 azulgran mueven la bola parecen las hileras de un manípulo romano. Avanzan lenta pero inexorablemente dejando enemigos aturdidos. Xavi, sin duda el general de esta legión, abandonó su puesto de mando para dar el mismo el golpe que igualaba la contienda. Tras una larga posesión, Messi por el centro abrió a la izquierda para Abidal. El francés, inteligentemente, no colgó el balón, sino que lo raseó con intención hasta el corazón del area donde Xavi, entrando a ras de suelo sin importarle mancharse de barro, empuja el balón allá donde Shovkovskiy era imposible que llegara.

El gol hizo trizas las escasas esperanzas de los chicos del Este de dejar fuera de la Champions al campeón. No parece ser tampoco que esa fuera su intención desde un principio, sino al menos derrotar a los blaugranas y esperar a ver que ocurría en Milan.

Con tablas en el marcador se llegó al descanso. El Barça tenía medio trámite cumplido y sería primero salvo debacle del Inter (ganaba 1-0 al descanso con gol del amigo Eto´o).

La segunda parte prometía ser un monólogo blaugrana. Y así lo fue, efectivamente. Durante toda la primera mitad de la segunda parte el control fue barcelonista, pero paradójicamente el Dínamo llevó más peligro. Casi siempre a balón parado. La altura de sus hombres creó problemas a los chicos de Pep en algunas ocasiones. Eso, y un centro que despejó Abidal y extremis.

Y en estas empezó el "show" de Messi. Una escapada de las que le gustan a él estuvo a punto de darle el segundo disgusto de la tarde a Shovkovskiy si llega a acertar Alves. Más tarde dejaría su tarjeta de visita...

Visto el cariz que tomaba el encuentro, los ucranianos, que hasta entonces no habían jugado con demasiada agresividad (aunque sí orden táctico), comenzaron a repartir, y no precisamente rosas. Y lo que es más grave, ante la permisividad arbitral. Increíble que el Barça terminara con más tarjetas amarillas que el Kiev.

Pero Messi es de los que cuanto más reciben más se motivan. Los de Kiev recibieron su castigo en el minuto 85. Falta sobre Messi en el pico del area. Perfecta para un zurdo. El argentino, que no se prodiga en este tipo de suertes, mando el balón casi templado justo al travesaño. El roce del guante del cancerbero ucraniano no pudo evitar que el balón entrara. Golazo, partido sentenciado, pase como primero resuelto y Kiev fuera de Europa.

Desgraciadamente el partido dió para más. En la novena falta que recibió el crack rosarino, lo lesionaron. La falta justo en la frontal del area fue lanzada con un terrorífico zapatazo por Ibrahímovic. Solo el cuerpo de Shovkovskiy pudo evitar el tercero del Barça.

El equipo culé tuvo que remangarse para dejar atrás la fase de grupos. El grupo pintaba difícil (grupo de la muerte, sin duda) y realmente lo fue. El Barça brilló poco contra los rivales que teóricamente eran más débiles, los del Este, y dejó dos partidazos ante el Inter de Milan, especialmente el segundo.

Ahora toca esperar la recuperación de Messi, agenciarse tres puntos de Liga contra el Espanyol y encarar con ilusión la cuadratura del círculo: el Mundial de Clubes.

Partido correspondiente a la sexta jornada del grupo F de la Liga de Campeones de la UEFA.

Goles

1-0 Milevskiy 1´
1-1 Xavi 33´
1-2 Messi 85´

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