sábado, 5 de diciembre de 2009

Mundo Culé

EL POLÉMICO 11-1 DE CHAMARTÍN

La buena actuación del Barça en la parte final de la Liga había dado alas a los blaugrana, que encaraban la Copa con enorme entusiasmo. Y fueron superándose las sucesivas eliminatorias ante Levante, Celta y Ceuta sin que se dejara de ganar ni un solo partido.

Y llegaron las semifinales. El rival que le correspondió en suerte fue el Real Madrid, un club con el que siempre (a excepción de una polémica surgida en la Copa de 1916) se habían mantenido buenas relaciones, Decimos esto porque ahora iban a deteriorarse. ¡Y de qué modo!

La ida pareció sentenciar el choque entre blaugranas y "merengues". Concluyó con un claro 3-0, con goles de Valle, Escolá y Sospedra. El partido se había desarrollado por cauces totalmente deportivos y el público comportado correctamente. Sin embargo, los periodistas madrileños Juan Deportista (jefe de prensa de la Delegación Nacional de Deportes) y Rienzi lanzaron desde las páginas de "ABC" y "Madrid" respectivamente, toda clase de infundios. Publicaron auténticas barbaridades y provocaron que el ambiente de cara al partido de vuelta se caldeara como nunca se había visto en la historia del fútbol español. El propio Real Madrid secundó la campaña pidiendo a sus socios y aficionados un apoyo especial para que el equipo pudiera humillar al rival, y así, responder a la afrenta de Les Corts.

El Marqués de la Mesa de Asta y su Junta, sabedores de que se estaba preparando una encerrona en Chamartín, publicaron un manifiesto dirigido especialmente al Real Madrid y sus seguidores. Decía así:

"Barcelona, 10 de junio de 1943.

Señor presidente del Real Madrid: Muy señor nuestro y amigo:

Transcurridas ya muchas horas después del último partido creemos deberles la atención de ponernos en contacto con ustedes, deseándoles primeramente hayan tenido un feliz regreso a ésa.

No queremos juzgar los comentarios más o menos autorizados aparecidos en la prensa y nos basta con haber sido ustedes y nosotros testigos presenciales del desarrollo del partido, pero algo tenemos que decirles, y es que la organizada y tan cacareada "pita" con que debía ser recibido el Madrid en nuestro campo quedó toalmente ahogada con la gran ovación que los 38.200 espectadores dedicaron al club que, después del suyo, goza de las preferencias de nuestros socios.

Perderemos o ganaremos ante ustedes el día 13, saldremos o no eliminados, pero lo que nos interesa es seguir honrados con la amistad de ese gran club, de la que tantas pruebas tenemos recibidas.

Es cuento tenemos que decir a usted, señor presidente, y deseando de corazón que su público enseñe al nuestro a tolerar errores y violencias que puedan producirse en el curso del juego, caso de que se presentaran, nos reiteramos una vez más suyos atentos y con afectuosa consideración."


"Instrucciones" en el vestuario

Pese a las buenas intenciones del Marqués, aquello ya no había quien lo parase. Y esperando lo peor partió la expedición barcelonista hacia Madrid. Ya en las calles de la capital recibieron toda clase de insultos. Era el preludio de lo que iba a ocurrir dentro de Chamartín, adonde asistieron todos los espectadores con un pito.

Los jugadores podían esperarselo todo, pero no que las autoridades también quisieran "participar" en la "fiesta". Y quedaron estupefactos cuando entró en los vestuarios el director general de Seguridad, quien les dió "instrucciones" de cómo debían comportarse en el encuentro. Minutos después fue el árbitro, Celestino Rodríguez, quien hizo lo propio. Por el Real Madrid saltaron al terreno de juego: Marza, Querejeta, Corona, Souto, Ipiña, Moleiro, Alsúa, Alonso, Pruden, Barinaga y Botella. La ovación que recibieron fue increíble. Aunque mucho menos que la monumental pita con la que fueron obsequiados Miró, Curta, Benito, Raich, Rosalench, Calvet, Sospedra, Escolá, Martín, César y Valle, los componentes del "once" blaugrana.

Las amenazas surtieron efecto y los jugadores barcelonistas, atemorizados y nerviosos, vieron como una y otra vez era batida la meta de Lluís Miró. El resultado final fue de 11-1. El Real Madrid se había salido con la suya, pero la actitud del club y del público, auspiciada por las autoridades, había sido deplorable. Al final del encuentro hubo invasión de campo por parte de cientos de aficionados que celebraron la humillación del rival.

Y lo bueno del caso es que la Federación, que ya había multado con 2500 al Barcelona por la actitud del público en Les Corts, decidió imponerle otras 25.000, las mismas que al Real Madrid, por lo ocurrido en Chamartín. De nada valió el recurso presentado por el Marqués de la Mesa de Asta, en el que se explicó, con veracidad, todo lo ocurrido en uno y otro campo. Al contrario. Se amonestó severamente a la Junta Directiva de la entidad catalana.

Ante tal estado de las cosas, Enrique Piñeiro, un hombre de probada lealtad al Régimen de Franco (era un laureado militar) pero al propio tiempo una persona de honradez fuera de duda y que había compredido la realidad del club, decidió dimitir otra vez. En esta vez, irrevocablemente. La injusticia había sido demasiado grande.

La polémica crónica de Samaranch

El actual presidente del Comité Olímpico Internacional, Joan Antoni Samaranch, ejercía por aquel entonces como periodista en el periódico del Movimiento "La Prensa". Y pidió ser el enviado especial al partido de Madrid. Aunque españolista de corazón, sentía (y siente) un gran cariño por el Barcelona, y estaba convencido de que el club blaugrana iba a sufrir aquel día una enorme injusticia. No se equivocó.

Y, olvidándose de cualquier posible represalia, escribió una crónica impresionante, insólita para aquella época. Veamos algunos de sus párrafos.

"¡11-1! Con un 3-0 a su favor en la ida está eliminado el equipo que más posibilidades tenía para llegar al título de Campeón de España. No se martiricen pensando las causas de estos hechos los incondicionales del Barcelona. Es un buen consejo. No hay que buscar culpables en el equipo porque no los hay. Ya hemos dicho que el Barcelona no jugó ni bien ni mal. No existió. No se le vió en toda la tarde. Era lo mejor que podía hacer en aquellas circunstancias. Así han quedado las cosas y hasta aquí podía llegar. Para ellos es la final. Son lo mismo 11 que 50. Pero esto ha sucedido a costa de perder Madrid y el Madrid aquella fama de caballerosidad de que tanto y tantas veces nos hablaban esos cronistas de gran renombre y prestigio (se refería a Juan Deportista y Rienzi), que más bien en lugar de frenar los ánimos como era su obligación han sido los que han inducido a crear el estado de ánimo para superar el 3-0 favorable al Barcelona con un resultado y una descortesía mucho mayores...

El Consejo Deportivo blaugrana felicitó a Samaranch por su valiente crónica, pero días después se le retiró el carnet de periodista y se le prohibió volver a escribir. Así iban las cosas por aquel entonces...

Textos sacados de la colección "Equipos con Historia: F.C Barcelona", Universo Editorial S.A (Madrid, 1989). Más concretamente de las páginas 139, 140, 141 y 142 del tomo.




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