miércoles, 2 de diciembre de 2009

De azul y grana

EL CONTROVERTIDO LAPORTA

Vuelve a salir Joan Laporta a la palestra a causa de un video y unas fotos donde aparece bailando en una discoteca pasado de copas. No es, evidentemente, la mejor imagen que puede dar del Barça ni de sí mismo.

Cuando una persona ostenta un cargo privado pero de trascendencia pública, como es el caso, tiene que ser consciente que sus actos no pasan desapercibidos para nadie. Que debe tener una actitud decorosa, pues no se representa solo a sí mismo, sino a todo un Club.

Laporta es libre de emborracharse hasta quedarse ciego, si quiere... cuando deje de ser presidente del F.C Barcelona. No me vale la excusa de que un sibilino paparazzi (probablemente pagado por medios poco afines al Barcelona) lo agarró en renuncio.

Desde luego no es la mejor forma de hacer campaña política, algo que el señor Laporta lleva tiempo haciendo mientras es presidente del Barça. No me gustó nunca esta actitud de Joan. Me parece muy bien sus ideas de nuevo burgues barcelonés que se apunta a lo que está de moda en las altas esferas catalanas: el deporte del independentismo. Unos por convencimiento (personalmente creo que pocos); otros como medida de presión para medrar del Estado español.

Pero no me quiero desviar del tema. No es esta una columna de política, aunque para aclarar algunos temas haya que referirse a la misma. Como decía Laporta lleva tiempo manchando la imagen del Club con su manía de hacer del Barça la bandera del independentismo. Su actitud ha sido sectaria y hasta cierto punto "cateta". Él representa un Club en que sus socios y aficionados no pertenecen a un pensamiento único. Los hay de todas las tendencias, y les debe un respeto.

El Barça está en su momento de mayor universalidad. Hay barcelonistas en todas las latitudes y altitudes. Con su mensaje global Laporta es verdad que no ha puesto trabas a este crecimiento. Incluso ha tomado decisiones acertadas, como la de elegir a Unicef como imagen de la zamarra blaugrana. Pero el Laporta "versión casera" se ofusca y radicaliza. Retiene a alevines del Barça en el vestuario para que no oigan el himno de España. Retira la bandera española del Camp Nou. Y otras por el estilo.

En el lado positivo hay mucho que reseñar. Ha llevado al club a sus mayores cotas de éxitos deportivos. Ha eliminado a los grupos radicales. Y, al menos con los datos públicos, tiene saneado económicamente al Club.

Las actitudes poco mesuradas de Laporta han sido carnaza para aquellos medios que buscan cualquier resquicio para atacar al Barcelona. Pasó con los anteriores. A Núñez no se le vió bajándose los pantalones en un aeropuerto, o emborrachándose en un pub. Durante sus 22 años de mandato no dió escándalos de este tipo. Solo podían agarrarse a su mala relación con Cruyff, al caso "Hesperia" y otros temas por el estilo que no dejan de ser gajes del oficio. Gaspart, con su debilidad y forofismo se retrataba el solito. No merecía la pena atacarle, él mismo se desacreditaba. Es más, deseaban que continuara visto su lamentable mandato (ningún título en fútbol).

Pero a Laporta lo atacan con más saña aun. Ha situado al Barça a años luz del Madrid. Y eso no pueden tolerarlo. Lo normal sería no darles más motivos de los que fabricarán (si no hay, inventan). Pero no, el amigo "Jan" se empecina en "dar el cante".

Ahora que le quedan dos telediarios para salir del Barça parece más deshinibido que nunca. No parece darse cuenta que el Barça está inmerso en competiciones importantes y que se necesita estabilidad. Es una pena que un presidente tan laureado termine pasando a la historia por dislates tan lamentables como el del otro día.

Esperemos que sea el último, por el bien del barcelonismo.

1 comentario:

  1. Que celebre la victoria no es chocante, lo que le pierde son las formas. Ni un estudiante que acaba de terminar la carrera celebra de esa forma su victoria.

    Florentino tendra sus defectos, pero ante la imagen publica se muestra como un señor, y Laporta deberia fijarse en eso.

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